La educación del cachorro I

Supongo que si te ha interesado empezar a leer este artículo es por alguna de estas razones:

  • Has tenido un cachorro
  • Estás pensando tener un cachorro
  • Lo tienes

¡Qué bien!, ¿verdad?

Qué cosita, qué bolita. Antes de tenerlo te imaginas paseando con tu cachorro por la calle (a tu lado, por supuesto); dormir la siesta con él a tus pies; llegar a casa y que te coma a besos.

Pero cuando han pasado algunos días de convivencia, descubrimos que ese adorable cachorrito, con su cuerpecito rechoncho y su piel arrugadita, tiene un punto demoniaco.

Llegas a casa después de un laaaaargo día de trabajo y lo llamas. ¡Y viene corriendo! Y tú sonríes. ¡¡¡Aaaayyy que me lo comoooo!!!. Y zass. Llega y te clava sus finísimos dientes en toda tu nariz, tu cara, tus manos… y el que te come, es él.

Después de ese entrañable momento, pasas al salón. Un pis, otro pis, “prrff” oh oh… una caca. Respiras. Respiras otra vez. Vas en busca del periódico para castigar al cachorrito mientras le pasas el hocico por sus necesidades; pero recuerdas haber leído en algún sitio que eso es una tontería. Así que vuelves a respirar y decides recoger y fregar todo. Con lo cansado que ha sido el día…

Venga, no pasa nada.

Decides echarte la siesta un ratito, solo 20 minutos. Total, ya se ha meado. Te quitas los zapatos y te tumbas, por fin… ¡¡Yentonceselcachorrosetesubeencimaytúyalehasdichotresmilvecesquenosesubealsofá!! Y te muerde, y salta, y le bajas y vuelve a subir.

Vale, ya has conseguido que se quede abajo. ¡Anda! Si hasta se ha tumbado mientras te mira. Y cierras los ojos. Ummm qué gustazo. “Chas, chas, chas, chas…” ¡Me cago en todo ya! ¡Los zapatos! (sí, esos con los que has pisado su caca). Pegas un salto del sofá y le quitas el zapato al cachorro. Te mira, y corriendo coge el otro. ¿Te estás riendo de mí? Y vas detrás de él, y corre por toooooda la casa.

Así que después de 30 minutos, no solo no te has echado la siesta, tendrás que comprarte unos zapatos nuevos.

Y aunque no lo creas, hay una buena noticia: no todos los días son así. Y la noticia mucho más buena es que si te has visto reflejado en alguna de estas situaciones, a continuación te dejamos algunas pautas para ayudarte en los primeros pasos con tu cachorro:

  • Proporciona a tu cachorro un sitio donde pueda estar tranquilo y no pueda molestarte. Un parque para cachorros donde puedas verle sería lo ideal. Déjale juguetes interactivos seguros, agua, comida y un lugar confortable para dormir. Y disfruta de tu siesta.
  • Que te muerde la ropa, los zapatos, las manos, la cara; dale una alternativa. Es un cachorro, solo quiere jugar. Indícale que eso no está bien y acto seguido dale un juguete o un hueso que pueda morder.
  • Déjale un periódico o empapador en su sitio y prémiale por hacer sus necesidades ahí de forma inmediata. Lo mismo cuando salga a la calle, en cuanto lo haga “muy bien” y una chuche o caricia. Y cuando lo haga mal, pues nada. Lo recogemos, pero sin conflicto.
  • A ti te vendrán muy bien unos días libres si no dispones de mucho tiempo libre, y al cachorro, también. Vas a necesitar tiempo para estar con él y enseñarle algunas cosas. Conoceros. Sácale cada dos horas y prémiale por hacer sus necesidades fuera. Preséntale a nuevas personas y animales.
  • Si detectas comportamientos anormales en tu cachorro, es muy recomendable contactar con un adiestrador o educador canino para que os ayude a prevenir problemas en un futuro.

Y sobre todo, disfruta mucho de él, porque aunque no lo creas, algún dirás “con lo mono que era de cachorro…