Plan B para un mal día

No somos máquinas, no nos podemos programar para hacer todo igual todos los días. Tenemos días y momentos malos que influyen en cada cosa que hacemos, también en el adiestramiento del perro.

En el artículo anterior hablábamos sobre la importancia que tiene luchar contra la pereza y ser constantes. Pero la fuerza de voluntad no es un rasgo que se adquiere al nacer y siempre es así, como un bonito color de ojos. A veces se resiente, y en nuestro caso, afecta al adiestramiento.

Comentamos también que para cambiar un hábito se debía sustituir por otro. Durante el proceso de adquisición del nuevo hábito, cuando aparece un momento de crisis es donde solemos dejar a un lado la nueva rutina y volvemos a la antigua, tirando por tierra todo lo que hemos avanzado.

La buena noticia es que si somos conscientes de esto podemos generar un Plan B.

(Antes de continuar desarrollando esto te recomiendo que leas el artículo ¿Por qué fracasa un adiestramiento?)

Ahora sí, comencemos

Nosotros ya hemos detectado la señal del comportamiento que queremos modificar en nuestro perro. Tenemos super claro qué tenemos que hacer siempre que eso suceda. Lo estamos trabajando y está dando buen resultado. Lo único que necesitamos es continuar haciendo lo mismo durante una temporada para que sea un hábito tanto en nosotros como en el perro.

Peeeeeeeero, llega ese día de mierda en el que no tenemos ganas de nada, problemas en el trabajo, con la pareja, se ha roto el coche y hemos perdido el móvil. ¿Y ahora nos tenemos que poner a explicar al perrito que no se suba a la encimera de la cocina? ¿Qué no ladre cuando llamen al timbre? ¿Qué no tire de la correa?

Hoy no, hoy no pasará… Porque no podemos. El problema es que si no tenemos un Plan B no haremos nada y el perro hará lo que sabe hacer, que ya sabemos que no es lo que queremos que haga.

Ante esta inconsistencia, el perro ve una brecha, si insiste acabará consiguiendo lo que quiere de la manera que le es más sencilla, la que conoce, la que es un mal hábito. Así que la próxima vez insistirá con más ganas… Los viejos hábitos son una zona de confort.

Nuestro Plan B debe consistir en evitar que ese comportamiento se repita. Si no tenemos tiempo/ganas de hacer el trabajo que toca, ese día tiraremos del Plan B con el que evitaremos a toda costa que pueda conseguir su objetivo.

Por ejemplo, si estamos enseñando al perro a no tirar de la correa, en un mal día le dejaríamos tirar, que haga caca y pis rápido y a casa enfadados y con dolor de hombro. Pero si ya tenemos claro nuestro Plan B, seremos conscientes de que no podemos hacer los ejercicios que tocan, así que pondremos cualquier herramienta antitirones y al menos ese día no aprenderá que puede ir tirando a oler aquel árbol.

Coge papel y boli y escribe tu Plan B. Para superar un mal día con éxito debes tener claro con antelación cómo actuar. Tu Plan B debe ser sencillo, no traer más problemas de los que ya tienes. Pero, ¡OJO! El Plan B es un parche, un comodín para cuando no tengas fuerza. El problema nunca se solucionará si no te lo curras.