Tu perro, ¿no atiende o no te entiende?

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Tu perro, ¿no atiende o no te entiende?

Algo que todos sabemos pero que no siempre tenemos en cuenta es que somos especies diferentes, y por lo tanto, nuestra manera de comunicarnos también lo es. Ni nosotros hablamos el lenguaje de los perros, ni ellos hablan el nuestro. Y aunque no se le de mucha importancia, es uno de los principales motivos por el que tu perro no te hace caso.

Necesitamos crear un código comunicación común, un lenguaje que nos permita entendernos. Y aunque los perros son muy inteligentes, la capacidad de razonar y crear nuevos procesos la tienes tú. Así que te toca crear ese código de comunicación y enseñárselo a tu perro después.

ERRORES COMUNES

 

Antes de ver cómo crearlo, veamos los errores más comunes que cometemos las personas a la hora de “hablar” con nuestro perro:

  • Repetir la misma palabra cerca de 200 veces. “Sienta, sienta, sienta, sienta, sienta, sienta, sienta, sienta, sienta, sienta, sienta, sienta…” Lo siento pero no, no funciona. Tu perro necesitará las 200 veces antes de sentarse, porque es lo que se ha convertido en la señal para hacerlo.
  • Gritar cada vez más. Normalmente al “sienta” número 50 ya nos hemos cansado y comenzamos a subir el tono de voz… tampoco funciona. Y además, agobia.
  • Movernos sin sentido e invadir el espacio del perro. Movimientos con los brazos, indicaciones hacia el perro, agacharnos presionándolo… Uff…
  • Dar por hecho que nos entiende. Los perros son animales fáciles de domesticar, y eso nos ha llevado al error de pensar que saben en todo momento lo que pasa por nuestra mente. Pero no es así. Y a veces, al no tener esto en cuenta, provocamos que se frustre y deje de atendernos simplemente porque no nos entiende.

 

 

CREAR EL CÓDIGO DE COMUNICACIÓN

 

Ahora sí, ¿cómo creamos un código de comunicación?

Una de las formas más habituales por la que aprende un perro es la asociación. Es decir, todo aquello que antecede a X evento, se asocia al mismo, lo que genera que la presencia de ese estímulo anticipe la presencia de algo, aunque no esté presente.

Por ejemplo, suena el timbre y viene alguien a casa. Con las repeticiones, el sonido del timbre genera en el perro las sensaciones que provoca recibir una persona en casa. O coger la correa para ir a la calle; está anticipando que irá de paseo.

Pasos para crear el código de comunicación

 

  1. Genera el comportamiento. Aunque la lógica nos diría que pusiéramos la palabra primero, la dejaremos para el final. El primer paso es generar el comportamiento que queremos. Tomaremos como ejemplo un sentado, que nos permitirá entenderlo mejor. Para conseguir que el perro se siente, cogeremos una chuche y la subiremos lentamente por encima de su hocico. (Truco: todo comportamiento que se pueda enseñar guiando al perro con una chuche se construye mejor si tenemos en cuenta el movimiento del hocico. Si queremos que se tumbe, guiaremos el hocico abajo con la chuche, si queremos que gire, induciremos que siga la chuche mientras hacemos un giro, etc.).
  2. Confirma. Una vez que se ha sentado, debemos confirmar que lo ha hecho bien. Utilizaremos un “muy bien” o el clicker.
  3. Refuerza. Si queremos que un comportamiento se repita, debemos reforzarlo. Así que, entregaremos un premio apetecible al perro.
  4. Crea significado. Y por último, después de unos días de entreno y varias repeticiones, cuando el perro tiene claro cual es el gesto para sentarse, introducimos la palabra “sienta” antes del movimiento de nuestra mano. Ya hemos comentado antes que los perros aprenden por asociación, por lo tanto, si decimos la señal y después nos movemos, con unas pocas repeticiones anticipará el ejercicio y comenzará a realizarlo sin nuestro movimiento. Al premiar estas repeticiones, conseguimos reforzarlas y que se repitan.

Consejo: Para que el perro no se levante después de comer la chuche, es muy recomendable poner una señal de fin o de liberación. Por ejemplo, una palabra como “ok”, “libre”, “ya está”, etc., y tirar una chuche fuera para que se levante.

Con los comportamientos que no queremos que haga funciona de igual manera. Imagina que tu perro roba comida de la mesa. Normalmente lo corriges con un “no” ( o varios). Pero no funciona. Esto es porque la palabra  por sí sola no significa nada. La próxima vez, prueba a decirle “no” y después, échale de la habitación un rato. Con las repeticiones anticipará que subirse a robar comida significa quedarse solo.

Recuerda que las palabras no tienen ningún significado inicial para tu perro. Si quieres que te entienda, no solo debes hablar, debes hacer. Las palabras solo funcionan si después hacemos algo que les dote de significado.

Si quieres que tu perro te atienda y además te entienda, es tu responsabilidad comunicar lo que necesitas de él de forma correcta y explicarle previamente lo que quieres decir con tu comportamiento.

 

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